La Unión de Cerrajeros de Seguridad (UCES)
ha pedido que se prohíba la publicidad de su sector en el mobiliario
urbano y en especial en las farolas y en los propios portales. Esta
medida pretende luchar contra el intrusismo que sufre este oficio y que
ha supuesto incluso que bandas de delincuentes se oculten tras estos
anuncios y que aprovechen los cambios de cerraduras para hacerse con una
copia de las llaves. De esta forma, desvalijan las viviendas cuando no están sus moradores.
La medida no es novedosa y ya la han adoptado en España los Ayuntamientos de Tarragona y Reus. Ambos Consistorios han prohibido las pegatinas de cerrajeros en farolas, escaparates y puertas de garajes, entre otros lugares. “No sólo es una cuestión de limpieza del mobiliario urbano, sino una cuestión de seguridad ciudadana”, reconocen desde la Unión de Cerrajeros. Este colectivo alerta del peligro que supone llamar muchas veces a estos teléfonos ya que no aportan ni un sólo dato de sus empresas, ni de sus profesionales, ni un domicilio social ni un lugar donde reclamar en caso de problemas.
“Hemos trabajado de forma muy estrecha con la policía para ver qué hay detrás de esas pegatinas. En ninguno de los casos son cerrajeros. Algunos son meros intermediarios que cobran auténticas salvajadas y mandan a hacer el servicio a personas que destrozan la puerta, la cerradura en lugar de abrirla”, relatan desde la UCES.
El problema es mucho mayor en otros casos, ya que se ocultan “negocios todavía más oscuros” y que en muchas ocasiones están relacionados con bandas de delincuentes que utilizan sus conocimientos en aperturas de puertas para robar, principalmente.
El robo en el interior de pisos, con o sin moradores, es el delito que más creció en los tres primeros trimestres del año pasado en la región, con 5.557 denuncias, según el Ministerio del Interior. Se producía un asalto de estas características cada hora en la capital. En algunos lugares como Alcobendas, había subido de manera importante. Habían crecido un 52,9%, al pasar de 119 a 182 en los nueve primeros meses del año.
“Desde UCES siempre recomendamos no llamar nunca a un cerrajero que no se identifique y que no ofrezca las máximas garantías de seguridad”, concluyen.
La medida no es novedosa y ya la han adoptado en España los Ayuntamientos de Tarragona y Reus. Ambos Consistorios han prohibido las pegatinas de cerrajeros en farolas, escaparates y puertas de garajes, entre otros lugares. “No sólo es una cuestión de limpieza del mobiliario urbano, sino una cuestión de seguridad ciudadana”, reconocen desde la Unión de Cerrajeros. Este colectivo alerta del peligro que supone llamar muchas veces a estos teléfonos ya que no aportan ni un sólo dato de sus empresas, ni de sus profesionales, ni un domicilio social ni un lugar donde reclamar en caso de problemas.
“Hemos trabajado de forma muy estrecha con la policía para ver qué hay detrás de esas pegatinas. En ninguno de los casos son cerrajeros. Algunos son meros intermediarios que cobran auténticas salvajadas y mandan a hacer el servicio a personas que destrozan la puerta, la cerradura en lugar de abrirla”, relatan desde la UCES.
El problema es mucho mayor en otros casos, ya que se ocultan “negocios todavía más oscuros” y que en muchas ocasiones están relacionados con bandas de delincuentes que utilizan sus conocimientos en aperturas de puertas para robar, principalmente.
El robo en el interior de pisos, con o sin moradores, es el delito que más creció en los tres primeros trimestres del año pasado en la región, con 5.557 denuncias, según el Ministerio del Interior. Se producía un asalto de estas características cada hora en la capital. En algunos lugares como Alcobendas, había subido de manera importante. Habían crecido un 52,9%, al pasar de 119 a 182 en los nueve primeros meses del año.
“Desde UCES siempre recomendamos no llamar nunca a un cerrajero que no se identifique y que no ofrezca las máximas garantías de seguridad”, concluyen.
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